Religión Digital
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Banksy, TV Heads
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Banksy, Graffiti encontrado en Tokyo
Síntesis
Religión Digital es un concepto introducido por el escritor y pensador alemán Boris Groys (1947-) en su libro Volverse público (2014) y refiere a cómo el vídeo digital se convirtió en el medio elegido por la propaganda religiosa contemporánea para esparcir sus ideologías y atraer a más personas, garantizando a través de la digitalización "...la reproducción literal de un texto o de una imagen de un modo más efectivo que cualquier otra técnica conocida.".
El autor establece conexiones entre terminologías religiosas y del mundo virtual, presentando que la eterna dicotomía espíritu/materia se ve reinterpretada en la relación entre el archivo digital y su visualización (también planteada como información inmaterial e imagen material). También atribuye, en términos más teológicos, al archivo digital una funcionalidad de ángel (un mensajero invisible que transmite una orden divina).
La tecnología como medio de reproducción no-idéntica
En el contexto actual, la tecnología de la información contemporánea se encuentra en un estado de constantes cambios, donde la imagen se ve transformada cada vez que se visualiza desde una tecnología nueva y diferente. Se piensa al día de hoy en generaciones tecnológicas, donde las mejoras perpetuas delimitan conflictos generacionales de compatibilidad, situando a la tecnología también como un medio de la reproducción no-idéntica (ya no solo la vida, la cual siempre se pensó como un opuesto, es la que genera una diversificación interminable).
Boris Groys señala que la tesis central del famoso ensayo de Walter Benjamin, "La obra de arte en la época de su reproductibilidad no-idéntica" -donde establece que una tecnología más desarrollada puede garantizar la identidad material entre original y copia- se ve cuestionada por los últimos desarrollos tecnológicos, donde la dirección tomada por estos busca una diversificación de las imágenes visuales resultantes. Incluso si existiera una tecnología que garantizase la identidad entre diferentes visualizaciones de la misma información, se mantendría la condición de no-idénticas en consecuencia de los diferentes contextos sociales en los que aparecerían.
La imagen digital como ícono bizantino
Boris Groys señala que la imagen digital funciona como un ícono bizantino (imagen religiosa pintada dedicada a la devoción y culto de los fieles y sólo tenida en cuenta bajo el punto de vista de la fe), siendo esta una representación visible de la información invisible (lenguaje y códigos digitales). Visualizar información digital invisible se asemeja a la aparición de lo invisible dentro de la topografía de un mundo visible que genera los rituales religiosos. Al ser el código digital invisible, oculto a la imagen visual su propia identidad es una cuestión de creencia: "...estamos tan forzados a creer que cada acto de visualización de cierta información digital equivale a una revelación de esa información, como estamos obligados a creer que cada performance de cierto ritual religioso se refiere al mismo Dios invisible.". La opinión sobre lo que es idéntico y lo que es diferente, o lo que es original y lo que es una copia, es un acto de fe ya que tal aseveración no se puede ver justificada en términos lógicos.
El vídeo digital como garantía de inmortalidad espiritual
Por último, el autor considera que el video digital sustituye la concepción de la inmortalidad espiritual que supuestamente nos espera en 'el más allá', con la garantía técnica de una repetición potencialmente eterna dentro de este mundo. Esta nueva posibilidad de inmortalidad técnica y materialmente garantizada es lo que los nuevos movimientos religiosos ofrecen a sus adeptos. Sin embargo, concluye Boris Groys, esta supuesta garantía técnica sigue siendo una cuestión de fe: "Reconocer dos imágenes diferentes como copias de la misma imagen o como visualizaciones del mismo archivo digital significa valorar la inmortalidad por sobre la originalidad. Reconocerlas como diferentes sería elegir la originalidad en una era de expectativas de inmortalidad. Ambas decisiones son necesariamente soberanas. Ambas son un acto de fe.".
Otras problemáticas del mundo digital del siglo XXI, el Internet como herramienta de poder
¿Creemos en todo lo que vemos en Internet? A lo largo de los años, a partir de la aparición de las primeras computadoras y navegadores web, se consideró al internet como una enciclopedia sin límites y siempre actualizada donde cualquier persona podía encontrar cualquier información que precisase de manera rápida. Sin embargo, así como la búsqueda, también Internet abrió la posibilidad de crear entradas, añadir información en la nube, crear nuestras propias páginas web o foros donde toda persona puede poner en discusión sus dudas o problemáticas. Se vio al nuevo y creciente mundo digital como una posibilidad de fomentar la equidad de voces, la libertad, el libre albedrío. ¿Podemos decir al día de hoy que es posible confiar ciegamente en el inmenso entramado virtual que nos envuelve?
La concepción del Internet como una fuente de conocimiento infinito y omnipresente nos lleva a pensar en tal como si de una divinidad se tratase. Los regímenes actuales en las sociedades democráticas seculares y contemporáneas de occidente se basan en la premisa de la libertad de culto. Esto significa que toda persona puede elegir en qué creer, la religión se convirtió en una elección individual. Sin embargo, dentro de este contexto, la figura de Internet se asentó en una posición incuestionable e inamovible. Lo que no está en internet 'no existe', se desconfía de quien no tiene un perfil en las redes sociales del momento y la gran mayoría de nuestras acciones dependen al día de hoy de la condición de tener conexión a Internet. Vivimos en una sociedad cuya una de sus características más importantes es la fe ciega en la información de 'la nube', información que elegimos creer que es curada y organizada por gente como nosotrxs, con la única intención de aportar más contenido al entramado virtual de conocimiento colectivo. Sin embargo los medios hegemónicos de comunicación, las empresas internacionales, dirigentes políticos y organizaciones religiosas utilizan el Internet como una herramienta más de poder, haciendo uso de las modas del momento (por ejemplo con la creación de Memes) para atraer a más gente hacía sus propios intereses. Las imágenes digitales se convirtieron en el medio definitivo de propaganda.
En contradicción con la premisa de libertad, existen detrás moderadores del contenido que encontramos en Internet: técnicas como el Shadow Banning en las redes sociales eligen qué se debe y a qué no favorecer en su reproducción algorítmica, nada menos que respondiendo a los intereses políticos de las figuras de poder del momento. Un caso conocido es el de Wikileaks, página en la cual Julian Assange liberó una cantidad inconmensurable de información clasificada que comprometía a diferentes líderes políticos de todo el mundo dejando en evidencia cientas de las operaciones de control que estos ejercían a escondidas. Este notable acto de liberación de la información se vio respondido por una persecución política interminable y una búsqueda sin fin de diferentes gobiernos de eliminar el contenido e incluso a la persona en sí que había hecho público ese contenido. Una de las consecuencias de esta necesidad de condenar a Assange fue la desconexión obligada de que tuviese acceso a Internet.
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El conocido periodista español Ignacio Ramonet pone énfasis en el por qué la gratuidad de Internet debe cuestionarse, sosteniendo que "Si tú no eres el cliente, eres el producto; si no compras eres la venta.".
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Principales autores
Boris Groys, Walter Benjamin, Ignacio Ramonet.
Traducciones y aplicaciones posibles al dominio musical
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El Data Art es otra posibilidad de traducción del mundo digital al arte.
Referencias Bibliográficas
Groys, Boris. "Volverse Público", Editorial Caja Negra, 2014, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Benjamin, Walter. "La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica", Editorial Itaca, 2003, México D.F., México.