Tormoner

De musiki

Tormoner

El origen

Los tormoners son una subcultura indie de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyos orígenes se estiman entre los años 2010 y 2015. Pero antes de hablar de los tormoners, es preferible que nos involucremos con los orígenes de la cultura que la engloba, así como también con su contexto. Corría el año 2009, fin de la primera década de este siglo, y una nueva forma de hacer rock llegaba directo desde países angloparlantes. Quizás más vinculada con el punk pero con una crudeza cuidada, este (mal) denominado “rock indie” generó toda una ola de adeptos en Argentina. Puntualmente en CABA, nuevas expresiones a través de la canción empezaron a ser interpretadas en bares y clubes nocturnos, directamente influenciadas por bandas extranjeras. Esta situación toma un carácter especial si tenemos en cuenta la tragedia de Cromañón que había sucedido 5 años antes, el 30 de diciembre de 2004. Tras este episodio desafortunado, las restricciones fueron más duras para la música en vivo, con un gobierno presionado por la opinión pública y decenas de familias destrozadas. Pero no fue la única consecuencia que tuvo este episodio. Las bandas de rock barrial o “rock chabón”, que eran el número principal y recurrente en Cromañón, Cemento y similares boliches, quedaron en su mayoría vulnerables luego de ese momento clave, lo que hizo que en algunos ambientes perdieran cierta popularidad. Hay que tener en cuenta que el origen de este género mencionado data desde fines de los 70s, en principio como una respuesta al contexto político (dictaduras) por el que pasaba la Argentina y, por qué no, la necesidad de reforzar la autonomía cultural de los argentinos. Este último concepto fue deformado de muchas maneras durante décadas, generando bandos dentro de la audiencia en el rock (el compendio: los redondos vs soda stereo), con una discusión que muchas veces giraba en torno a la exaltación de “lo nacional” (algo que nada tiene que ver con la música). Si sumamos los factores, no sería exagerado deducir que, a partir de los años en los que tocar música en vivo era un poco más fácil, fue la oportunidad ideal para la gestación de una contracultura. Y esta contracultura fue el rock indie. ¿Qué hace “indie” al rock indie? Es incierto, porque cuando coloquialmente se denomina este tipo de rock, no se considera la forma en que es hecho (que es, en rigor, lo único que define al término: que sea independiente). Podríamos estimar por descarte que no tiene que ver con el “rock chabón”, lo cual incluye una gran cantidad de variables, entre las que podemos mencionar:

  1. La marcada influencia en el audio, búsqueda técnica y evidente de competir internacionalmente con música hecha en Argentina. Los estándares del rock barrial en cuanto a audio se refiere nunca fueron demasiado elevados (por diversas razones que no necesariamente tenían que ver con una decisión artística), menos que menos comparables con tendencias de la música rock/pop en Estados Unidos o Europa.
  1. Una ruptura con la tradicional forma de pronunciar las eses. Quizás ya teníamos innovadores en esta cuestión muchos años antes, lo cierto es que a partir de la inclusión del término “indie” en el rock, no vincularíamos con “indie” al rock si las eses fueran largas y ampliamente moduladas (estilo insignia de música criolla, desde lo que se conoce como folklore en adelante, y que estuvo presente en el rock, el pop y la cumbia argentina).
  1. Una ruptura con íconos del rock local. El “indio” Solari por definición es indie, pero para los tormoners no sería indie (claro ejemplo de por qué está mal aplicado el término). ¿Por qué entonces no es considerado dentro de este tipo de música? Pues porque es, quizás, el padre del rock barrial, influencia principal de las bandas que tocaban en los boliches mencionados anteriormente. En reemplazo, las bandas de rock preferenciales eran bandas del exterior, como The Strokes, Arctic Monkeys, The Hives, Cage The Elephant entre otras. Y esto nos lleva a otra variable más que sería:
  1. Búsqueda estética. No solo en el audio tenemos diferencias, sino también en la ropa. Remeras escotadas, el reemplazo de los jeans anchos por chupines son algunos ejemplos concretos.
  1. Los nombres de las bandas. Por lo general en las bandas de rock barrial los nombres siempre tenían que ver, semánticamente, con cuestiones de la calle y la marginación (Callejeros, La Renga, Viejas Locas, Jóvenes Pordioseros, La Beriso). Con el surgimiento del rock indie se generó una tendencia a utilizar términos que tuvieran que ver con el espacio exterior, con la ciencia ficción (La armada cósmica, Él mató a un policía motorizado).

Para darle a cierre a esta comparación, es interesante tener en consideración que el término “indie” es análogo al término “under”, si bien etimológicamente tienen orígenes distintos (independiente no es lo mismo que que debajo). Pero aquí en argentina le hemos dado el mismo uso a la palabra, sólo que en distintos contextos sociales: under preferencialmente por la corriente de rock barrial, indie por la corriente tormónica.

Es entonces en algún punto entre el 2010 y 2015 que los tormoners empiezan a gestarse como subcultura indie. En clubes nocturnos como Niceto Club, The Roxy, Konex, Makena, los tormoners tenían su espacio para esparcirse, para conocerse, generar un sentido de pertenencia colectivo. Quizás nunca concientes de sí mismos, los tormoners apreciaron esta música indie, participaron de ella y la interpretaron. Pero no siempre fue así. Toda contracultura lucha contra el estigma de su propio origen.

El punto de inflexión: ¿cultura en ascenso o en decadencia?

A medida que nos alejamos del 2015, el indie comienza a tomar nuevas formas. La tendencia de música hip-hop, trap y R&B empieza a pisar cada vez más fuerte en Argentina, teniendo en cuenta que no hubo grandes exponentes de dichos géneros durante la época que tuvieron mayor auge en el exterior (a partir de los 90s). Es entonces que el género indie argentino empieza a deformarse, a degenerarse para transformarse en algo nuevo. Muchos tormoners experimentan la pérdida de la identidad, abrumados por la velocidad de los cambios en la música. Las guitarras pierden la posición hegemónica que en algún momento tuvieron para darle ese lugar a los sintetizadores. Otros tormoners, sin embargo, pelean por la supervivencia de su cultura, intentando mantenerse en pie. Para esto recurren a llamados constantes de atención, utilizando las redes sociales como principal herramienta para intentar establecer vínculos con la nueva hegemonía. Un ejemplo claro es el uso de instagram, etiquetando a los artistas que le dan nueva forma al indie en sus publicaciones o “historias”, así como también comentando las fotos o videos de dichos artistas. Es un momento duro para la cultura tormónica, y muchos de ellos se juntan a compartir sus penas y a revivir canciones y discos del período de auge de su cultura. Como es lógico, cuando un grupo humano pierde la fe, es entendible que intenten cualquier forma para recuperarla. Así fue creado el culto al dios Tor Mon, un dios antropomórfico con cabeza de monitor.

El dios Tor Mon representado en una pintura tormónica

Su música se fue distorsionando, dando pie a un nuevo género que denominaron Tormonindie. Lo que alguna vez fue alegre, coreable y sencillo, se volvió oscuro, distorsionado y apagado.